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Fri, Dec

“Co-Meta: Una Experiencia de Impacto Colectivo para Impulsar el Empoderamiento Económico de las Mujeres en Jalisco”.

Disruptive Innovations
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Resumen

Siguiendo tendencias internacionales, actualmente, en México, de acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE)1 del total de mujeres mayores de 15 años, únicamente el 42% estaban ocupadas frente al 75% de los hombres de la misma edad. En 2016, ProSociedad desarrolló una propuesta formativa y de articulación para organizaciones sociales y del sector público que ya estuvieran involucradas de forma directa o indirecta a favor del empoderamiento económico de mujeres: Co-Meta en el marco del macroproyecto denominado Jalisco Sin Hambre que fue financiado por CONACYT y la Secretaría de Innovación Ciencia y Tecnología y que contó con el liderazgo del ITESO, el Tecnológico de Monterrey, entre otras instituciones académicas.

Contexto

Siguiendo tendencias internacionales, actualmente, en México, de acuerdo con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE)2 del total de mujeres mayores de 15 años, únicamente el 42% estaban ocupadas frente al 75% de los hombres de la misma edad. En el caso de Jalisco, la situación no difiere de la estadística nacional mexicana ya que la misma encuesta confirma que la tasa de participación económica de los hombres es del 78.4%, mientras que en el caso de las mujeres es del 45.4% (brecha de 33%).

Las mujeres no sólo participan menos que los hombres en la vida económica, sino que las que ya lo hacen se enfrentan a la desigualdad salarial, independientemente de su nivel de ingreso. A nivel nacional, el 41% de los hombres ocupados ganaron más de dos salarios mínimos mientras que solamente el 28% de las mujeres ocupadas tuvieron esos ingresos (ENOE, 2018). Por su parte en Jalisco 53% de las mujeres que trabajan reciben 2 salarios mínimos o menos 27% de los  hombres que trabajan está en esa situación (ENOE, 2018). 

La baja participación laboral y la desigualdad en la remuneración por el trabajo, entre otras manifestaciones de las desigualdades económicas entre mujeres y hombres en nuestro estado y nuestro país, son el reflejo de las múltiples barreras que limitan el  pleno y libre desarrollo personal, profesional y social de las mujeres. Estas desigualdades derivan en diversas problemáticas que no sólo afectan a las mujeres vulnerando sus derechos humanos, sino a la sociedad en su totalidad. A nivel individual, el bajo empoderamiento económico de las mujeres fomenta su dependencia hacia una pareja y/o sus familiares3 lo que ocasiona estrés familiar y deriva en situaciones de riesgo de violencia familiar en contra de las mujeres. A su vez, el bajo empoderamiento económico de las mujeres contribuye a la prevalencia del círculo de la pobreza transgeneracional4 y la reproducción de los roles de género estereotipados que excluyen a las mujeres de la fuerza laboral y la toma de decisiones económicas (a nivel familiar e institucional), sosteniendo la división sexual del trabajo y la prevalencia de esferas de trabajo feminizadas y subvaloradas5.

Por otro lado, expandir las oportunidades de las mujeres podría beneficiar tanto a las mujeres como a toda la sociedad. Diversos estudios señalan que el empoderamiento económico de las mujeres deriva en mayores inversiones para sus hijos, reducción de la pobreza, y mayores aspiraciones de vida para las siguientes generaciones (Buvinic et al., 2015 y Ortmann, 2015). En lo que concierne el impacto macroeconómico del empoderamiento de las mujeres, algunas estimaciones indican que aumentar los niveles de empleabilidad de las mujeres podría incrementar el PIB en al menos 5%, simplemente su inclusión económica (Booz et al., 2012).

Sin embargo, las barreras a las que se enfrentan las mujeres para ejercer sus derechos a la participación económica son históricas y complejas. Muchas de ellas son de índole estructural, tales como los estereotipos, roles, creencias y valores asociados al género. Sin embargo, también existen causas directas y abordables, como por ejemplo las mismas las bajas aspiraciones laborales de las mujeres, la división desigual de las ocupaciones de cuidado familiar no remuneradas, las bajas habilidades técnicas para el trabajo, escasas redes de apoyo y la exclusión financiera. Cabe señalar que estas barreras se hacen más altas para mujeres de bajos ingresos y de menor grado educativo. Por ejemplo, de acuerdo con la ENOE6, a nivel nacional, se aprecia que el ingreso trimestral promedio de las mujeres aumenta conforme se tiene un nivel de escolaridad más alto. Las mujeres que cuentan con un posgrado ganan $56,044 pesos más que quienes cuentan a lo mucho con primaria. Además, se ha demostrado que la escuela proporciona a las personas habilidades que permiten acceder a mejores condiciones socioeconómicas7

No obstante, se observa que las mujeres mexicanas son activas, trabajan y producen valor para sus familias y comunidades. La inclusión de esta población en la vida económica y social es necesaria y representa una gran oportunidad para mitigar esta y otras desigualdades, garantizando sus derechos humanos y potenciando sus talentos para su propio beneficio, el de sus familias y las comunidades donde viven. Sin embargo, para que esto ocurra, es necesario fomentar modelos alternativos de economía y desarrollo que integren la perspectiva territorial, de inclusión y desarrollo sostenible a nivel local, que sean capaces de aprovechar las oportunidades del tejido social y económico local, los recursos humanos y naturales en las comunidades.

Las experiencias y oportunidades para impulsar la inclusión económica de las mujeres

Motivados por esta problemática y reconociendo el potencial que existe, ProSociedad, de la mano con los Bancos de Alimentos en Jalisco, desde hace 10 años, han estado impulsando diversos proyectos de investigación-acción orientados a impulsar el empoderamiento económico de las mujeres que participan en el programa alimentario del Banco de Alimentos. Estas experiencias han involucrado esfuerzos de desarrollo personal, de capacitación para el emprendimiento, regularización escolar e inclusive proyectos productivos y de ecotecnologías. 

Dichas experiencias confirmaron que las mujeres que participan en programas de asistencia social y alimentaria, en este caso del Banco de Alimentos, se encuentran motivadas y ávidas de obtener mayores capacidades para el empleo o el emprendimiento y que, si se dan las oportunidades para su inclusión económica, muchas de ellas encuentran formas de superar las barreras a las que se enfrentan para ello, para empezar, el destinar el tiempo necesario para su propia formación. 

Por otro lado, estas iniciativas impulsadas a lo largo de 8 años en diversos escenarios en Jalisco, así como otros esfuerzos de investigación de modelos a nivel nacional e internacional realizados por ProSociedad, también dieron cuenta de que es necesario que las propuestas de programas tengan un enfoque de desarrollo integral que, por un lado, fortalezcan las capacidades de las mujeres a través de oportunidades educativas y de acompañamiento en temas de desarrollo personal, habilidades técnicas (oficio), habilidades para el emprendimiento y la empleabilidad y educación financiera y que, por otro lado, habiliten acceso a cadenas de valor y fuentes de financiamiento. Todo esto debe ser realizado poniendo en el centro las necesidades e intereses de las mujeres, enfocando los servicios no sólo en atender las barreras, sino también apalancando con el potencial que existe y dando soporte por un tiempo suficiente y delimitado que debe ser monitoreado y ajustado en el tiempo para avanzar en el proceso de autogestión.

Al mismo tiempo, se ha identificado que en todo México, y Jalisco no era la excepción, existen diversos esfuerzos locales y regionales impulsados por organizaciones públicas y privadas que buscan impulsar el empoderamiento integral de las mujeres. Muchas de estas iniciativas también integran estrategias para su inclusión económica. Sin embargo, estos esfuerzos tienden a ser implementados de forma aislada, con soluciones parciales, en ocasiones sin perspectiva de género, a baja escala y sin sistemas de monitoreo o evaluación efectivos, lo cual reduce las probabilidades de generar un impacto sostenido y escalable. Dicho de otro modo, en el fondo, es necesario reconocer que existen actores con motivación, infraestructura y recursos atendiendo problemáticas asociadas con la desigualdad económica que viven las mujeres mexicanas, pero que las bajas capacidades institucionales y carencia de un ecosistema que las articule para incidir de forma colectiva, afecta la efectividad de los impactos alcanzados por dichos esfuerzos. 

A lo largo de este largo proceso de investigación y aprendizaje, se destaca de forma particular el estudio del Modelo de Graduación de la Pobreza, el cual fue ideado en sus inicios por BRAC, una organización social de alcance internacional fundada en Bangladesh en los años setenta. El modelo de graduación como metodología es una propuesta de apoyo integral que tiene como propósito potenciar el bienestar económico y humano de las familias que se encuentran en situación de pobreza. Las múltiples réplicas, que hasta el año 2018 ascienden a 99 iniciativas en 43 países alcanzando 14 millones de personas (PEI, 2018). El modelo de graduación cuenta con sólida evidencia de efectividad (Banerjee, 2015) para lograr promover la seguridad alimentaria, el bienestar económico y personal sostenible de las familias que pasan por este proceso. El proceso se basa en una propuesta integral de formación técnica, humana, financiera y productiva, apoyo económico (alimentario y capital semilla), así como la vinculación y el fortalecimiento de redes de apoyo. Algunos indicadores importantes muestran que, después de 4 años de finalizado el programa, las mujeres participantes tenían ingresos 37% mayores y trabajaban 25% más días que las mujeres del grupo control, y el acceso a la vivienda después de 7 años era 2 veces mayor al del grupo control (ICG, 2015). 

Co-meta iniciativa de impacto colectivo para el empoderamiento económico de mujeres  

Staff and leaders of implementing partners participating in the initial training to adopt good practices to implement Co-meta program 
Photo Credit: ProSociedad, 2018

Con este cúmulo de experiencia y respaldo teórico, como parte de los esfuerzos de ProSociedad para impulsar programas basados en evidencia, en 2016 se lanzó la iniciativa Co-meta en el marco del macroproyecto denominado Jalisco Sin Hambre que fue financiado por CONACYT y la Secretaría de Innovación Ciencia y Tecnología y que contó con el liderazgo del ITESO, el Tecnológico de Monterrey, entre otras instituciones académicas. En este contexto, ProSociedad no sólo perseguía el objetivo de adaptar la metodología del modelo de graduación de la pobreza a la realidad de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), sino también de impulsarlo a través de una apuesta de impacto colectivo. 

Staff and leaders of implementing partners and allies participating in a learning session as part of their training to improve their services for Co-meta women’s economic empowerment program
Credit: ProSociedad, 2018

Para abordar este reto desde una lógica sistémica y considerando los limitados recursos existentes, ProSociedad propuso desarrollar una propuesta formativa y de articulación para organizaciones sociales y del sector público que ya estuvieran involucradas de forma directa o indirecta a favor del empoderamiento económico de mujeres. Esta propuesta formativa, basada en teorías del desarrollo organizacional e innovación social, apuesta a la fortalecimiento del liderazgo colaborativo de estas instituciones y la generación de capacidades para adoptar las buenas prácticas de los modelos de graduación, que incluyen entre otras la provisión de servicios para atender integralmente a mujeres de bajos ingresos y lograr su empoderamiento económico a través del desarrollo humano, productivo y su inclusión financiera para la formalización de proyectos productivos y modelos de negocio sostenibles.

Co-meta’s participant women in their technical skills training to learn “Artisanal jewelry”
Credit: ProSociedad, 2018 

La propuesta formativa para las organizaciones que integran Co-meta tiene dos fases, la fase intensiva con una duración de 12 meses y la fase de continuidad que se pretende dar de forma permanente a través de una Comunidad de Aprendizaje que se encuentra en proceso de formación. 

Resultados e impacto social

Hasta ahora Co-meta cuenta la participación de diversas organizaciones de sociedad civil, como Bancos de Alimentos y Asociación Femenina ProMéxico, varias empresas aliadas, destacando CEMEX y Hewlett Packard, Universidades así como de gobiernos locales como el Gobierno Municipal de Zapopan y Gobierno de Jalisco. Actualmente, el programa ha movilizado más de 5 millones de pesos para atender a 135 mujeres en el Municipio de Guadalajara, en las localidades alrededor del Centro Comunitario de CEMEX Guadalajara. Asimismo, a mediados de este año, se iniciaron los trabajos preparatorios para incrementar la población a más 250 mujeres para finales de 2019 con la apertura de dos nuevos centros de operación uno en Zapopan, para atender a mujeres en la colonia El Colli, y en Jocotepec para atender particularmente a mujeres en la localidad semirural de San Juan Cosalá.

Co-meta’s participant women and the leader of the implementing partner En Concreto celebrating and showing their first product prototype of the technical skills training for “Artisanal concrete products”. 
Credit: ProSociedad, 2018 

Co-meta también ha impulsado cambios importantes en la vida de las mujeres participantes. En la evaluación de medio término de las participantes en el programa Co-meta, algunos de los principales resultados parciales observados en términos de cambios en actitudes y comportamientos de las mujeres participantes son los siguientes: 

  • 79 mujeres activas, 72% de permanencia desde el inicio del programa (agosto 2018)
  • Co- inversión de las participantes de $160- $600 pesos mensuales
  • 65% de las participantes reporta que su situación económica ha mejorado algo o mucho
  • Incremento promedio del 6.4% de las horas laborales remuneradas

Co-meta’s participant women in their technical skills training to learn “Pastries and Bakery products”
Credit: ProSociedad, 2018 

Visión de futuro de Co-meta

A futuro, Co-meta  le apuesta a convertirse en una red amplia de agentes de cambio unidos por el objetivo común de impulsar el empoderamiento económico de las mujeres en México.  Para ello ProSociedad, como actor promotor, ha iniciado el proceso para la creación de la Comunidad de Aprendizaje que sirva de plataforma para el intercambio de experiencias y trabajo colaborativo en torno a metodologías innovadoras para la promoción del empoderamiento y participación económica de las mujeres.  

La Comunidad de Aprendizaje iniciará los próximos meses el primer encuentro formal de actores en donde se llevará a cabo un diagnóstico participativo del estado del arte de: 1. la problemática de la desigualdad económica entre hombres y mujeres en la región y 2. las necesidades y oportunidades de acción de los actores públicos y privados que atienden esta problemática. El resultado de este encuentro será la construcción de una agenda de aprendizaje y acción que dé seguimiento a los hallazgos e intercambio de conocimientos detonados en el encuentro. 

Se proporcionará formación continua y actualización al personal de las organizaciones aliadas, así como el intercambio de conocimientos entre los miembros, se promoverán iniciativas para incidir en políticas públicas y se movilizarán mayores recursos a nivel nacional e internacional para proyectos de gran impacto a favor del empoderamiento económico de las mujeres. Paralelamente, se continuará con las agendas de fortalecimiento intensivo con los aliados actuales, con la comunidad de aprendizaje que  dará mayor proyección y sustentabilidad a nuestros esfuerzos para combatir juntos las barreras estructurales y de género que afectan hoy a las mujeres, de manera que logremos su inclusión económica sostenible.

Works Cited

 Arévalo, Ines; Kaffenberger, Michelle; de Montesquiou, Aude. (2018) State of the Sector. Synthesis Report. Partnership for Economic Inclusion. November 2018. Available  in www.findevgateway.org/sites/default/

Bandiera, Oriana; Burgess, Robin; Das, Narayan; Gulescid, Selim; Rasule, Imran; and Sulaimanf, Munshi. Can basic entrepreneurship transform the economic lives of the poor? Working paper. International Growth Group (ICG). Available in www.theigc.org/wp-content/uploads/

Banerjee, A., Duflo, E., Goldberg, N., Karlan, D., Osei, R., Parienté, W., ... and Udry, C. (2015). A multifaceted program causes lasting progress for the very poor: Evidence from six countries. Science, 348(6236), 1260799.

Buvinic, M., Furst-Nichols, R., y Pryor, E. C. (2013). A Roadmap for Promoting Women’s Economic Empowerment. United Nations Foundation and ExxonMobil Foundation.

Conger, R., Conger, K. andy Martin, M. (2010). Socioeconomic status, Family Processes, and Individual Development. Journal of Marriage and Family, 72(3), 685-704. Available in Disponible en: onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/

INEGI, ENOE fourth trimester 2018.

INEGI, ENOE first trimester 2019.

Martin, M., Conger, R., Schofield, T., Dogan, S., Widaman, K., Donnellan, B. and Neppl, T. (2010). Evaluation of the interactionist model of socioeconomic status and problem behavior: A developmental cascade across generations. Development and Psychopathology, 22, 695-713. Available in www.cambridge.org/core/journals/

McElwee, G. andy Al‐Riyami, R. (2003). Women entrepreneurs in Oman: some barriers to success. Career Development International, 8(7), 339-346. Available in www.emeraldinsight.com/doi/ref/

OECDCDE (2015). Skills for Social Progress: The Power of Social and Emotional Skills. Paris: OECD Publishing

Ortmann, A. (2015). World Development Report 2015: Overview: Mind, Society, and Behavior. A World Bank Group Flagship Report. Available in openknowledge.worldbank.org/

Author bio

Magdalena Rodríguez 

Tiene un Master en Gestión de Desarrollo por la London School of Economics and Political Science (LSE) e Ingeniera Industrial y de Sistemas por el Tec de Monterrey Campus Guadalajara. Es fundadora y co-dirige ProSociedad, agencia de desarrollo de proyectos con impacto social.

En 2018 fue reconocida como representante de México en el Programa de Liderazgo de Visitantes Internacionales invitada por el gobierno de Estados Unidos para compartir mejores prácticas de Responsabilidad Social Corporativa.